Dicen que el ser humano está hecho a base de canciones. Un
puzzle sin acabar, donde cada pieza es poesía escrita de una mano diferente. Un
rompecabezas inacabable.
Y sí, nos teletransporta.
No sabemos a dónde, ni siquiera con quién. Con rumbo y sin destino. Un billete de ida y sin vuelta.
Así empecé yo. Porque yo de pequeño quería ser niño, pero me
pilló la guerra. Así que aquí ando,
buscando una sonrisa de repente en un bar. Siempre quería más cerveza y, de repente, me enamoré. De una
mujer, muy pública y plebeya. Y sus huesos, sus huesos eran de
alquitrán y sus pestañas, de metales. Hasta me enamoré de la calle, porque me
recordaba a ti.
Y la calle es tanto mía como tuya. No tiene más dueño que
ella misma. Como tú. Así que la olvidé. Siempre tendríamos algo pendiente.
Le hice caso a esos hermanos que dicen que el olvido y el
tiempo son como hermanos gemelos, que un día echas de más lo que echaste de
menos. Probablemente duela. Así que si duele un recuerdo, te cura el olvido.
Pero, a partir de ahí, ya nada volvió a ser como antes. Me la
jugué a las cartas, y aposté al cinco. Lo malo que cada dos por tres me sale seis.
Seguí.
Y al girar la esquina del barrio la volví a ver. La esquinita de
enfrente, donde nadie nos veía. Allí estaba otra vez. Y le dije niña, que seguimos
teniendo algo pendiente. Siempre de lejos. Siempre cerquita.
Lástima, que el tiempo no espera a nadie y se va cerrando el
baúl. El de los recuerdos. A estas alturas nos deja lejos de la juventud. Y encima yo te
miro y ahí sigues tú.
Y no sé, antes de que llegue el final, decirte que seguimos teniendo
algo pendiente. Y cuando llegue, allí estaremos, juntos.
Juntos sí, pero con cuidado, porque la mujer roba una vez y te
deja una huella que ya no se borra. En cambio el hombre a veces roba tanto que
hasta su mujer esa huella se ahorra. Roba por robar.
Pero bueno, que ojalá y desde entonces, fiel compañera,
tanto habrá llovido mi amiga mía, tanto inspiraste a este juntaletras que te la
debía. Por ti.
Yo supongo que seguiré estando sordo de un pie, así que intentaré buscarte a ti y a la felicidad, que dicen que es solo un sueño, un falso
invento. Sólo existe el poder serlo por momentos. En
ello estamos, muriendo en el intento.
Dicen que lo único que nos llena es el camino, la propia
búsqueda. Así que mientras haya música, yo seguiré buscando. Si total,
para qué quiero terminar el puzzle, si yo soy un pieza.
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